Se de muchas historias de hombres en presencia de Dios, mas esta es mi historia de la noche que estuve con Dios. Entonces vi el decurso del ser humano a través de sus ojos y cierta lamentación se me transfirió; recorrí a lo largo de sus piernas el origen mismo de la vida hasta el inicio de todo, lugar en el que se abren las puertas perladas que dan paso a las praderas del Eden dividido entre amor y odio, placer y dolor, entre ella y yo. Aquellas praderas que Dante busco sin éxito alguno y tan solo supo soñarlas en su Divina Comedia o que Dylan supo cantarlas en su “Knockin heavens door” más jamás presenciarlas. Los días pasados se imprimirán en la memoria de un hombre, una noche y Dios. Dios existe y es una mujer, nació en Brasil y es una Diosa de amor. Creo que ahora puedo morir en paz. AMEN.