Y entró, junto a ella quien sabe y la verdad no importa, de su rostro poco puedo hablar, la oscuridad me convierte en un completo inútil para definirla, la facies enjuta, el cabello acomodado en una media cola resaltan sus facciones y aunque nunca sonríe (lo cual solo podría arruinar su esplendor) tiene los ojos brillando y parece tan indiferente al medio (que la hace aún más poderosa), por debajo un cuello hallase una blusa blanca oculta por lo que entiendo es una chamarra lila, que de ahora en adelante será un manto lila, muy al cuerpo (que podrían ser lo mismo) dibujando así una cintura. Ese manto lila que se extiende hasta mitad de los muslos, deja escapar por debajo dos piernas torneadas cubiertas sutilmente por un jean jaspeado, que fácilmente y sin reparo alguno podría ser parte de la piel, guardando aún así su belleza y esplendor, el camino de las piernas es largo (pero podría mirarlo y recorrerlo toda una vida) terminando en dos zapatillas pequeñas d...