Esa pequeña fisura que destila todo ser humano en su degradación; el abismo interno que experimenta el hombre frente al devenir y cada uno de los pasos que nos recuerdan nuestra finitud, aquellas leproserías, éxitos viciados, fracasos y despertares, pajas y verdaderos orgasmos, pesadillas y ensoñaciones triunfales, lagrimas y una sonrisa lanzada cada tanto junto a un abrazo que suele percibirse a lo lejos cargado de humo y sombras que señalan una silueta desgarrada sobre un regazo partido en medio de cataratas miasmáticas de una idea incompleta, gran interrogante con piernas, un barro forme sin su costilla, un soplo innecesario , un segundo que se sigue de un paso, un latido que se sigue de su exhalación, una ruta más bien un vericueto del cual la salida es siempre la misma acompañante.
Esa pequeña fisura que solemos destilar, como todo hombre y mujer, es una grieta por la cual Waits respira, como si cada sonido de su música--cabaratera, tabernaria, llena de sujetos desesperanzados, hastiados de soledad, lóbregos, entregados a la misantropia--se plasmase en su voz indescriptible cifrada en notas que no somos capaces de definir recordándonos con cada tranco en el camino la existencia de vida antes de la muerte.
Recordarlo y nunca lo olvides, antes de la muerte hay vida, VIVIDLA………….
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