Escrito entre el 3,4,5,6 de Junio de 2010
Recordé, durante el viaje a Tupiza, al gran poeta Rimbaud y el último viaje—sin saber que es el ultimo—desde África hasta su tierra. Aquel sujeto quien mientras más trata de alejarse de lo que es, termina llegando al mismo punto: su raíz, su fuente, su familia, su patria, su tierra. Puedo parafrasear a Dylan cuando escribo: “no sé de dónde vengo, pero voy camino hacia ese lugar del que me aleje…..”(1) y en tanto me alejo, desconozco el camino de vuelta. Las pisadas sombrías en mi memoria me recuerdan los tiempos cuando niño nacido en Tupiza, vivía en Tupiza, aún así estos recuerdos hallasen envueltos en medio de una nubosidad, de las cuales mi memoria es incapaz de rescatar. Más floridos son aquellos recuerdos en los cuales visitaba a mi primo, en Tupiza, aprovechando las vacaciones finales….y bueno todo lo que dos niños, uno llegado de la ciudad y otro conocedor del lugar son capaces de hacer.
Que caminos nos depara el devenir, y que todavía nos espera?; llego a Tupiza, mi tía me espera y sé que el Aniversario, sus 436 años, están a un día. A diferencia de otras ciudades no parece vivirse con mayor emoción, que se yo? Una ciudad postergada sin esperanza alguna? Una fecha nacida del imaginario político, más que de una realidad objetiva? (2) o una fecha más que nos recuerda quienes somos, pero nada más?. En fin llego a Tupiza, el clima resulta acogedor(al menos al instante de la llegada) y un color que usualmente es pobre de donde vengo—el verde—abunda, aunque con algunas tonalidades amarillas, propias de la estación. Algunos recuerdos confusos, volvemos a los recuerdos, ya sea fabulados o no, son aclarados y despejados de esa estela nubosa (ej. recordaba una estación de ferrocarriles más grande y sí, los carritos que llevan las maletas existen), a estos últimos finalmente doy uso, son cinco bolivianos ( tarifa general) y juntos (quien lleva el carrito Horacio, mi tía Nora y yo) nos encaminamos al que espero sea mi hogar por 3 meses (porque no sería? Es parte de otra larga historia y así como yo me aburro de escribir, me imagino que si alguien lo lee se aburriría de tanta lectura). Llego a casa está igual a la última visita hace más de 5 años y los detalles brindados por mis tías y primos son semejantes con la descripción de la casa; mi tía me ofrece unos tamales (masa de maíz y charque en su interior, con un jugo—que por suerte no me resulta picante y una que otra pasa que hace conjunto con el aperitivo), está de más decir que el tamal acompañado de un café destilado negro, pero poco amargo, hacen una bienvenida perfecta.
Es feriado, 3 de abril (cuerpo de Cristo), no me siento muy cansado, después de todo dormí bien durante el viaje y solo en las estaciones intermedias más grandes (Uyuni y Atocha) desperté para mirar un poco (confirmando así una teoría: “las ciudades férreas, murieron con la capitalización”). Como no estoy cansado me dirijo al Hospital de la CNS “con suerte hablare con el médico de emergencias”, me queda a dos cuadras y sí lo encuentro, joven delgado, enjuto y de buen humor , me colabora haciendo que llamen al Director, con el que me presento telefónicamente hallando del otro lado alguien apurado que me da la bienvenida y me hace conocer su sorpresa de esta designación, me cita en dos días, lo cual—sobra está decir—me cae bien. Almorzamos en una pensión, ahí no encuentro mayores diferencias, como toda pensión: “los platos chicos, el almuerzo poco y yo aún con apetito”. Duermo un rato en la tarde y para la noche el desfile de teas, esto ya en honor al 4 de Julio (Día de Tupiza), que al día siguiente me entero por el corresponsal de Panemericana apodado APRA “no se trata más que de una fecha político, pues no existe ningún asidero histórico para la misma” (3). ¿Cómo es Tupiza? Es una ciudad, aunque más parece un pueblo grande, situada a las faldas de unos imponentes cerros colorados, y sí, son colorados, mucho de lo que antes eran valles han sido gobernados por el concreto, en estos lugares así se edifican casas, rodeadas generalmente de arboles, sauces (debo aprender más de los nombres de arboles), pero en sí en medio de una vegetación que dado la estación otoñal está marcada por unos tintes amarillos. Entre la estación ferroviaria y la plaza no hay más de 5 cuadras, lo mismo entre la plaza principal—que suponemos es el centro—y otro de los mercados principales, su estadio que lleva el nombre del “Maestro Ugarte” tiene césped natural conservado actualmente y lleva una tribuna para unas 1000 personas, la tarde del viernes me fui a ver una competición sub-12 con posterior donación de implementación deportiva gestionada por el Beto Millares; no son muchos los autos (no creo que los necesite), pero existen de tal forma que se organifican en una empresa de radiotaxis (al menos vi solo una por ahora), existe una línea de colectivo que se dirige a Palala (uno de los sectores más alejados de Tupiza, media hora a pies si bien recuerdo) y desde ahí al cementerio, pero también hay minibuses que interconectan esta ciudad que para engalanar su belleza tiene un río, seco al momento pero que en las épocas adecuados alcanza lo15 a 20 metros de ancho, sus aguas son límpidas (viendo esto no dejo de acordarme del Choqueyapu paceño) y en una rauda visita veo una mujer lavando algo más que su ropa.
Me matan las ganas por comer un cabrito o un conejo después del desfile del día viernes, pues los venden aprovechando la festividad tupiceña, sin embargo, la larga espera que representa y la multitud que rodea estas ventas de comida ambulante me desaniman (ojala no me arrepienta de no haber esperado), vuelvo a comer en una pensión y las sensaciones son las mismas; mi tía desfila asi que no está conmigo, más tarde juntos comemos un picante mixto con cabrito y todo _(solo faltaba el conejo), recojo unas fotos del desfile y otras áreas; el día viernes termina, me encuentro cansado, veo un poco de televisión y no dejo de pensar en Rimbaud, en este 4 de julio, en mi llegada, entre tanto pensar quedo dormido.
Tomando en cuenta que debo ir el sábado a las 9, despierto un poco tarde, aunque me alcanza el tiempo para una ducha y el desayuno, entres esperara Jefe médico me acuerdo de haber olvidado traer un bolígrafo y leo el programa de Psiquiatría comunitaria, esperando no encontrar ninguna sorpresa. Que puedo decir, de alguna forma esperaba escuchar todo lo que el me dijo, y era claro que el no esperaba un residente de Psiquiatría (¿Quién lo haría en una ciudad donde el problema de chagas es alto y adolecen de cardiólogo?), en fin luego de la presentación siemore incomoda, quedamos en que asistiré desde el lunes, nuevamente una desición que no me viene mal y luego de un breve momento tenso, nos despedimos. Me toca ir el lunes a hrs 08:00.
Como le dije a María, una amiga desconocida, “soy un aficionado a la escritura”, entonces lamentablemente me toca escribir, y hoy decido hacerlo más aún sabiendo que este domingo no habrá electricidad durante gran parte del día, mantenimiento argumentan, pero la medida no me parece tan mala, esta medida deberíamos implementarla en las ciudades. Me toca escribir entonces y recuerdo mis pensamientos de Rimbaud antes del viaje y en el viajes, aquel gran poeta que volvió por ultima vez a su hogar ya para morir, aquél poeta inquieto que fugabase de casa en Charlenville para regresar a la misma una y otra vez (4), aquel poeta que no sabiendo de donde es fue en busca de ese lugar…..
Estoy en Tupiza, por qué?? Quién sabe, estoy acá y a los 3 días de llegado me toca escribir del viaje, la ciudad, su aniversario y yo (quien sabe qué es esto último).
G. Amador R.
pd. prometo publicar imagenes pronto, dada la dificulta de encontrar un internet y más aún un buen internet....
1. No Direction Home. Martin Scorsesse.
2. Conversaciones informales de mi Padre con APRA.
3. Conversaciones informales de mi padre con APRA.
4. Cronología de Rimbaud. La maquina del tiempo. Revista de literatura digital.
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